“A veces pasamos días o semanas enteras sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo. Son períodos difíciles, cuando el calor humano se pierde, y la vida se resume en un arduo esfuerzo de supervivencia.
Dice el Maestro:
Debemos examinar nuestro propio lar. Debemos echar más leña, e intentar iluminar la sala oscura en la que se ha convertido nuestra vida. Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita, que la madera chasquea, las historias que las llamas cuentan, la esperanza nos será devuelta.
Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. Es simplemente una cuestión de tiempo."
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