- Ya sabes lo que decía mi padre de los clientes inocentes...
- No, nunca me lo has contado.
- Que nada le asustaba tanto como un cliente inocente, porque si la fastidias y va a prisión, jamás en la vida te lo podrás perdonar, así que solo hay un veredicto que puedes colgar en el tablero y es el de INOCENTE.
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