Las enseñanzas socráticas muestran que la verdadera transformación interior es más que una reflexión: es una revolución en la que las viejas estructuras se quiebran y ceden paso a las nuevas. Este desajuste saludable, esta desorganización de lo que había para luego reorganizarse en algo nuevo, se llama crisis, y no es otra cosa que pasar de un estado "A" a un estado "B". Si sabemos hacerlo, incluso puede resultar agradable.
Presenciar la verdad sin escapes, dejar que nos perfore y nos recorra de punta a punta, despertar del letargo al que induce el autoengaño ¿Puede haber mayor conmoción interior? Si no sientes un tirón que te desconecta bruscamente de lo que eras, un choque eléctrico existencial, no se está produciendo el cambio en ti.
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