Un hombre ganó algo de dinero en las carreras de caballos y lo celebró yendo a cenar a un buen restaurante. Mientras le servían la cena, se fijó en que los cubiertos eran de plata auténtica. Así que comió rápidamente, se guardó una cuchara en el bolsillo, y se levantó con intención de marcharse. Al llegar a la puerta, el camarero salió tras él y le dijo: "Disculpe señor, ¿qué hay de la cuenta?". El hombre se volvió y dijo: "¿Qué cuchara?".
La cuchara que habia robado ocupaba su mente por completo. Al ver que el camarero venía tras él, estaba seguro de que era por la cuchara. No oyó la palabra "cuenta", oyó la palabra "cuchara". Y es comprensible; es natural. Estás tan lleno de cucharas robadas que cuando te ofrecen felicidad, reaccionas inmediatamente: ¿qué cuhara?
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