
Sorprendida levanto la cabeza:
-No lo entiendo. ¿Por qué te enfadas conmigo? Se acerca y me señala desdeñosamente:
- Porque, en realidad, no sabes apreciar la suerte que has tenido, has sentido a tu edad un amor que mueve montañas, provoca guerras, explota como cohetes en el cielo, inventa países, mueve fronteras, da nombre a las constelaciones, ¡da gracias en vez de gimotear todo el día como una gilipollas!
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