Postdata: Te quiero

Holly puso su mano en la barriga hinchada de Sharon y notó la patadita. Los ojos se le llenaron de lágrimas.

-Oh, Sharon, si cada minuto de mi vida estuviera lleno de momentos perfectos como éste, nunca más volvería a quejarme.

- Pero, Holly, nadie tiene la vida llena de momentos perfectos. Ysi fuera así, dejarían de ser perfectos. Serían normales.¿Cómo conocerías la felicidad si nunca experimentaras bajones?

Película "Postdata: Te quiero”

miércoles, 28 de enero de 2015

Libro: El sabio enamorado y el jardin del Califa



- ¿Qué te parece Hasday? —le preguntó el veterano cirujano en cuanto Carlos levantó la mirada del papel.

- Pues... un hombre excepcional.

- ¿Y por qué crees que llegó a ser tan excepcional?

- Pues... porque debía ser muy inteligente.

- ¿Solo inteligente?— preguntó el cirujano levantando las cejas—.

No se triunfa solo por la inteligencia. Hace falta, al menos, otro ingrediente fundamental. ¿Sabes cuál?

- No lo sé —quiso cortar Carlos, incómodo con las preguntas de su maestro.

- Pues ésa es la lección que debes aprender -concluyó el viejo médico con un cariño y una delicadeza exquisitos—. Para llegar a ser sabio hay que estudiar mucho pero, sobre todo, amar de todo corazón lo que haces.

- Yo amo la medicina —Saltó Carlos justificándose.

- Carlos, en realidad te amas a tí.

- ¿A mí?

Aquello era lo último que esperaba oír, pero el viejo médico no traslucía reproche alguno en su miradda.

-Si —le dijo el anciano—. Amas tu condición de médico, y no a los enfermos; y eso, ellos lo notan. Para alcanzar la excelencia en la medicina, a quien tienes que amar es al paciente, y desde ese amor darlo todo por su curación.




Grian y Manuel Pimentel

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