parece un hombre cantando, caminando por el desierto.
- La paz sea contigo. ¿También vais a la reunión?
- Si claro, allí vamos.
- ¿Dónde tendrá lugar la reunión?
- No lo sé. Y mi abuelo tampoco, pero no hace falta saberlo.
- Entonces, ¿Cómo pensáis llegar?
- Basta con andar, solo andar.
- Y si nos perdemos... ¿qué hacemos?
- Nada porque quien tiene fe nunca se pierde. Cada uno usa su don más preciado para hacer su camino. En tu caso es tu voz. Canta hijo mío, y ya veras como el camino aparecerá ante ti. .
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