Todos cuando llegamos al mundo lo hacemos a partir de una gota diminuta de protoplasma humano, de una pequeña mota… todo lo que había en aquella pequeña mota se convirtió en ti. Todo lo que necesitabas estaba en aquella pequeña mota. Una de las metáforas que siempre utilizo es que durante los nueve primeros meses de vida desde el momento de la concepción hasta el momento del nacimiento lo han hecho todo por ti y tu no has tenido que hacer nada. No te preocupa de que color vas a tener los ojos ni que aspecto tendrá tu cuerpo, es algo que no depende de ti… te rindes ante ello. Yo lo llamo impulso hacia al futuro. Es un impulso que te empuja hacia a la dirección en la que se supone que tienes que ir. Y no es ninguna barbaridad plantearse que si todo lo necesario para del viaje físico ya estaba contenido ahí, porque no también todo lo necesario para el resto del viaje, todos tus propósitos, todo lo que eres, tu personalidad esta ahí. Finalmente nacemos.
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