Postdata: Te quiero

Holly puso su mano en la barriga hinchada de Sharon y notó la patadita. Los ojos se le llenaron de lágrimas.

-Oh, Sharon, si cada minuto de mi vida estuviera lleno de momentos perfectos como éste, nunca más volvería a quejarme.

- Pero, Holly, nadie tiene la vida llena de momentos perfectos. Ysi fuera así, dejarían de ser perfectos. Serían normales.¿Cómo conocerías la felicidad si nunca experimentaras bajones?

Película "Postdata: Te quiero”

miércoles, 6 de abril de 2016

Revista: "Mente sana" nº 122

La felicidad no siempre se presenta de una forma ruidosa y llamativa. Hace unos meses, rescaté a un pequeño pájaro en mi jardín, cerca de un chopo con las ramas desnudas por la llegada del invierno. Estaba ovillado en el suelo, inmóvil, esperando la muerte. Lo recogí con cuidado y le di calor con mis manos. No tardó en reaccionar, levantando la cabeza. Sus diminutos ojos negros se cruzaron con los míos y creo que los dos nos estremecimos. Ya en el interior de mi casa, lo alojé en una jaula, con agua, trozos de pan y mijo. Me asuguré de que el sol le transmitiera calor, acercándolo a la ventana, con el cristal tibio en mitad de una soleada mañana de diciembre.

Al principio, se quedó en el fondo de la jaula, pero enseguida subió al palo y empezó a cantar, emitiendo unas notas agudas y rápidas. 


Llamé por telefono a un amigo aficionado a la ornitología y le describí su aspecto: pequeño, no más de cinco centrímetos, pluma verdosa, una banda negra con el centro amarillo. Me dijo que era un Reyezuelo y que se alimentaba de insectos. 


Debia devolvero a la naturaleza. No se había resguardado bien durante la noche, porque era una cría, pero sobreviviría sin problemas. Cuando me acerqué a la jaula para liberarlo, descubrí que había separado los barrotes y había volado hasta un aparador. Aproximé la mano con cuidado y se subió a ella. Abrí el balcón y nos miramos a los ojos por segunda vez, casi como si nos despidiéramos. El pájaro echó a volar, buscando las copas perennes de pinos y encinas. 


Acababa de vivir una experiencia sencilla, breve y espontánea. 


Quizás la felicidad es eso: prodigar o recibir ternura, sentir el palpido de la vida, no lamentar que el tiempo pase y las cosas finalicen, acumular hermosos recuerdos, mantenerse despierto y expectante ante lo inesperado. 


Revista "Mente Sana nº 122" Artículo de Rafael Narbona

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